Genaro Phillips un artista único, espontáneo, critico, creativo, trabajador incansable, que ha logrado llevar su arte a galerías y museos nacionales e internacionales. Este artista siempre se toma en cuenta para representar el país en grandes eventos nacionales e internacionales.
Galardonado por las Naciones Unidas (ONU), premio E. León Jiménez, seleccionado en la ciudad de New York para representar la Republica Dominicana en la exposición itinerante < CARIBBEAN VISIONS >, en el Centro de Bellas Artes de Miami, Museo de Arte de New Orleáns Louisiana, wadsworth atheneum hartford, connecticut. Seleccionado por las líneas aéreas APA y AA para sus revistas . Invitado por la Universidad Interamericana de Puerto Rico y la Universidad de Puerto Rico a realizar exposiciones individuales en sus recintos.
Tiene 8 exposiciones individuales, celebrando recientemente sus 26 años en las arte con su retrospectiva UN VUELO DE LUZ. En el dominico americano Ha participado en numerosas exposiciones colectivas, como 100 años de la pintura dominicana, museo de las casas reales, Artistas del caribe hispano, inner tropical center of the arts coral gables, FL. Apertura de la galería ALINKA Arte Contemporáneo . y en las bienales nacionales.
En 1995 sus obras fueron exhibidas junto a las del maestro Wifredo Lam en el Center for the fine arts, Miami.
El trabajo artístico de Genaro Phillips le ha merecido la atención de críticos como Shifra Goldman en los Estados Unidos, Mirna Rodríguez en Puerto Rico, y los principales críticos de la Republica Dominicana.
Su producción artística la ha desarrollado en sus estudios de New York, New Jersey y la Republica Dominicana.
Genaro Phillips nace en la Republica Dominicana en 1955, egresado de la Universidad Autonoma de Santo Domingo, de la Escuela Nacional de Bellas Artes, estudio arte moderno en los Museos de New York METRPOLITANO y MOMA. Profesor de arte de UNAPEC y la UNPHU.

EN LA PICTÓRICA DEL ARTISTA GENARO PHILLIPS
Por Abil Peralta Agüero Aica

Los artistas en la generalidad de los casos no se detienen a explorar o conocer los estados emocionales opsicológicos-estéticos, materia de una fuerte visualización adentro del espectador.

Phillips no pinta para mirar con los ojos del adentro, pinta, crea, escribe y suscribe, un
repertorio icnográfico para ser sentido como materia viva, adentro; en el misterio mismo, de la mirada y la capacidad de contemplación interior del que mira el arte .

Logra el artista con sus masas cromática de rojo salpicadas de nerviosos naranjas, provocar giros, gestos y movimientos que connotan urgencias reflexivas en el subconsciente perceptor, porque en su obra hay formulaciones estéticamente complejas que registran invisibles estados emocionales del que mira.

Su pintura lIama a vivir inéditas experiencias emocionales quevan mas allá de la función social, psíquica y antropológica de la obra de arte . Utilizando recursos tan complejos como el tachismo y el frottagge,el artista se apropia de su integra capacidad dibujística para proporcionarnos una obra en la que se hace evidente el ejercicio de libertad como una resonancia del ser -su ser -el ser del otro- del que mira.

Como quien plantea, analízando a profundidad su arte, el critico de arte Efraín Castillo, la poética de Phillips obtiene en ocasiones alcances tan hondos en sus es-peculaciones filosóficas, que sus formulaciones estéticas anotan fenómenos de la conciencia tan perversos como la indiferencía, situándola como una categoría revelada en su obra, inscrita dentro de los estatutos del pecado.

-"incluida- la indiferencia- entre los siete pecados capitales", nos dice el prestigioso narrador y escritor dominícano, reflexionando sobre las revelaciones estéticas y semánticas que se pueden mirar y sentir cuando descomponemos las estructuras léxicas del discurso visual de GenaroPhillips;

En esta nueva muestra, tres obras alcanzan unos niveles de factura y resolución arquitectónica en su diseño., dibujística y capacidad de expresión visual que es necesario proponerlas al espectador como obras maestras: "La espera" y "Marca de libertad", creadas por artista quien a pesar de su irrenunciable humildad, es hoy portador de un pensamiento estético, que en los códigos de su pictorialidad esta llamado a dar mas de la excelencia que ha sabido darnos en obras de conjunto como una buena parte de las que integran la presente exposición.

*Miembro de la Asociación Internacional de Críticos de Arte, Aica. Secretario General de la Asociación Dominicana de Críticos de Arte y Director de ARTes en Santo Domingo, revista internacional especializada en arte caribeño.

GENARO PHILLIPS
Por Amable López Meléndez

Evocaciones. Este es el título de la exposición de Genero Phillips en Fausto Art Gallery. La misma se ha inaugurado el pasado jueves 3, constituyendo una grata sorpresa para quienes no habíamos podido observar de cerca un conjunto curado de la producción de este artista en los últimos diez años. En este conjunto, la profundización de una poética evocadora que no vacila en polisintetizar los mitos ancestrales con los rituales cotidianos, más la madurez de la personalidad y del oficio, son rasgos que determinan una nueva etapa en la obra y en la trayectoria de Genaro Phillips. Ahora los críticos fondos azules de una pintura que no se sacudía de las ataduras folclóricas ni de las referencias formales (literarias) de las primeras vanguardias europeas del siglo XX y de los maestros de la plástica nacional, han sido suplantados radicalmente por líricas superficies enfebrecidas y atmósferas vibrantes en composiciones de múltiples planos alternativos, fluidos y contrastantes.

Para llegar a este momento de su obra pictórica, Genero Phillips tuvo que abandonar la isla y marcharse a los EstadosUnidos, permaneciendo en un exilio autoimpuesto durante 9 años. Al arribar a la ciudad de Nueva York en el año 1989 su caso no fue el mismo de muchos artistas cubanos que llegaban a Norteamérica y Europa y de inmediato encontraban galeristas, curadoes y críticos que los situaban entre los "grandes" representantes del arte latinoamericano. Pero la persistencia es uno de los rasgos distintivos de la personalidad de Genaro Phillips. En Nueva York se dedicó a perfilar su obra y se fue abriendo paso entre las galerías y las instituciones culturales hasta el grado de ganar la atención de los más actualizados curadores y autorizados tratadistas del arte latinoamericano contemporáneo. Así encontramos las pitas de su participación en la importante exposición Caribbean Vision: Contemporary Painting and Sculture, exhibición, itinerante que recorrió más de veinte museos de Europa y los Estados Unidos entre 1995 y el año 2002.

En los grandes museos, en las galerías, en los talleres de los otros artistas y en el suyo propio de la ciudad de Nueva York, ha encontrado Genaro Phillips el retroalimento necesano para renovar la misma voluntad estética que nos lo deja ver como una de las personalidades creadoras más transparentes de la Generación del 80. En un seguimiento que se extiende más allá de los tres lustros, advertimos que en la volición estética de Phillips siempre será enfática la persecución del equilibrio entre los contenidos formales y los contenidos objetivos de la obra pictórica. Si anteriormente en esta pintura resaltaban el símbolo y los signos de la narrativa y la historicidad, ahora el color, la línea, el espacio y la materia nos deparan un universo imaginario de corte neoexpresionista en el que el objeto pictórico proclama su propio impacto visual, sin desviaciones anecdóticas ni referencias a otros universos, al mismo tiempo que nos hace advertir el gran sustrato vanguardista sobre el que se asientan estas últimas pinturas de la serie Evocaciones.

En estas imágenes reverberantes, el vuelo evocador de Genaro Phillips se remonta hacia proyecciones universales. Así advertimos al artista moviéndose entre la aglutinación y la fuga: dos constantes claves que nos permitirán vislumbrar las coordenadas en que se reactiva el contexto estético contemporáneo en Santo Domingo. Es como si el artista hubiera tenido que marcharse, alejarse y asumir la diáspora constante que caracteriza un aspecto esencial de nuestra identidad cultural. Pero la asunción de tal identidad no se produce en la piel o en la corporeidad, sino en la preservación de una energía ancestral y en la transformación de la propia consciencia; en la plasmación de una imaginería y un universo visual que encuentra sus más profundos cimientos en nuestra tradición pictórica y en la asimilación de los hallazgos más preclaros de las vanguardias históricas de la modernidad. y esto ya si es fuga y aglutinación.

Así, Genaro Phillips ha consumado la trashumancia del arquetípico perseguidor de sueños y tesoros transformadores. Su estadía en las grandes ciudades, le ha venido acercando cada vez más a su búsqueda esencial. Su extrañamiento lo ha situado más cerca de su pueblo y de su tiempo.

Su momento de fuga ha devenido en uno de los más fructíferos retornos y en una nueva obra que, ganando depuración y nuevos significados imprevistos, se abre a nuevos niveles de disfrute e intelección, al mismo tiempo que se aleja del totemismo, del antropologismo historicista y de los débiles mimetismos mágico-mitológicos que siguen marcando una gran parte de la pintura .latinoamericana, para tornarse más aleatoria, más lúcida, más poética y más comprometida con las búsquedas claves del sistema pictórico.

GENARO PHILLIPS
Por: Efrain Castillo

Desde Exekias (Finales del siglo VI a.C.) hasta Edward Munch (1862-1944), los grandes saltos estéticos han anexado -como enuncia Eyot- a la precisión, la minuciosidad de las líneas y la pureza de las formas, la poderosa expresión de los estados de ánimo y la intensidad de los sentimientos humanos (fundamentándose) en las presiones políticas provenientes de las discusiones colectivas, en las reflexiones filosóficas, en la literatura, en las corrientes místicas yen la propia musical. Al respecto, Levis-Strauss tiene una respuesta antropológica concisa: 10 fundamental del pensamiento se encuentra en las relaciones, en el aprovechamiento total de tótem 2.
Es decir que para Levis-Strauss, más allá del lugar -que se establece de acuerdo al orden de la función-lo importante, lo determinante, son las relaciones. La estética, si se parte desde esa concepción antropológica, podría sistematizarse a través de una cadena estructurada por corrleatos, por esas correspondencias que convergen para demostrar, desinteresadamente -tal y como debe establecer la producción social ligada a lo lúdico-, la comprensión del mundo circulante y evocarlo a través de la recuperación de imágenes que, o se sintetizan a través de signos para socializarlas en la propia producción, o se exorcizan para siempre en el olvido.
Genaro Phillips (1955), en sus Evocaciones -muestra albergante de 16 obras-, recurre a las presiones que acondicionaron (y acondicionan aún) sus relaciones con una sociedad a la que trata de testificar, de contar, de -inclusive- interesar para proporcionarse la satisfacción de una integración en la totalidad. Porque el fin de todo arte es ese: la integración a la totalidad para comprender y ser comprendido, para aprisionar y ser prisionero. En Exekias, lo meramente totémico, la muda, la decorativa, la funcional pieza de alfareria, se convirtió en presencia, en tótem pensante como diria Levis-Strauss, porque el productor anexó, más allá de lo establecido y programado, más allá de lo acostumbrado y lo usual, los fundamentos cruciales de un tercer discurso.
A traves de sus Evocaciones, Genaro Phillips se restablece desde la profundidad memorial de su pasado, articulando y desarticulando, ascendiendo y descendiendo las escalinatas de lo asimilado y lo olvidado, en un aprendizaje que su generación -esa maravillosa y sorprendente Generación del 80-, aunque con matices diferentes en intensidad y brillo a los producidos por la Generación Maldita del 60 (que soportó la embestida final de Trujillo, la muerte de Manolo, el Golpe de Estado a Bosch y la Revolución de Abril), ha tenido que convertir en catarsis: El suicidio de un presidente, el encarcelamiento de otro, la poblada del 84, la caída de los grandes sueños y, sobre todo, el nacimiento de la simulación como medio de vida. Esa catarsis, unida a la búsqueda de un arte meramente exploratorio, ha hecho posible que este fin de siglo en el país se acumule la suficiente energía creadora para establecer una definitiva estructura estética.
A Phillips, entonces, es preciso observarlo y estudiarlo desde ese contexto, desde ese mismo cruce de caminos en que la académica, iniciada a comienzos de los 40, se interrumpe por el asalto precipitado de la hipercomunicación; por esa lluvia, por ese bombardeo constante de estilos, caretas, estruendos y espejismos provenientes de los altoparlantes sociales, con la televisión por cable a la cabeza y que se anexó con furia a todos nuestros traumas sociales para desorbitarlos frenéticamente en los ámbitos de una totalidad cuyo desarrollo histórico ha comenzado a variar su ritmo. y es aquí, en estemomento de marañas y sobresaltos, el preciso instante para tratar de determinar los fenómenos que convergen para clausurar una generación y darle entrada a otra; donde establecer lo que debería de ser una ruptura de celebraciones y despedidas.
En estás evocaciones, Phillips se plantea, para pasarlo a los lectores de la muestra, tres temas fundamentales que podrían arrojar alguna luz en esta problemática:
I. El pasado como ancestro, infierno y posible perdón. Phillips evoca los testigos de cargo para todo un proceso en donde desacraliza los errados conceptos de su tortuoso aprendizaje y pasa revista -de acuerdo aun apretado presupuesto- a una sociedad que, a pesar de su tecnologización, prosigue su carrera segregadora.
2. La soledad. Como esteta, como buscador insaciable de ciertos goces recónditos, sólo capaces de ser encontrados en las memorias profundas del cortex penetrado, Phillips, emulando a los antiguos ascetas explora mundos solitarios de los orates, o los intelectuales y de todos aquellos atrapados en la contemplación -interior o exterior- de la sociedad misma.
3. La indiferencia. Si la iglesia fuera reestructurada hoy, la indiferencia seria anotada, incluida entre los siete pecados capitales. Podría inclusive hacer una pregunta medio estúpida: ¿Puede la indiferencia convertirse en material apto para la construcción de una estética? Con Genaro Phillips -ahí, colgados en el espacio de la muestra- está la respuesta.
Estos temas evocados por Phillips entran, casi perfectamente en el nudo de la articulación y desarticulación de las improntas que se corresponden con los presupuestos iniciales trazados por las generaciones herederas, y en cuyas producciones iniciales el mimetismo mal aplicado, por un lado, y los deseos de ser paradigmas en la redención y perpetuidad del arte, por el otro, se anexan o enganchan a los talentos mal desarrollados en estos advenimientos, perforándolos y, en la mayoría de los casos, destruyéndolos. Por eso, no cabe duda, que Phillips se adentra también en aquellas reflexiones y corrientes estéticas trascendentes legadas por las generaciones anteríores para tomarlos como un desafiante continuum. Ahí están, como un claro ejemplo, su préstamo aciertos resortes utilizados por el maestro Ramón Oviedo en su paleta y para volcarlos en su obra: la operación sistemática basada en las texturízaciones pre-aplicadas para descubrirse luego a través de frotes y raspados; las consecuentes veladuras, así como la organización y desorganización de una dibujística que, sin internarse en lo anecdótico, describe la selva aún inexplorada de la vida en los quinto patios. Estos enlaces operan un énfasis temático que se vincula -como en un match- a la posibilidad del atajo, de la protesta que se desentierra desde el escenario mismo del color agolpes de fondo tan rojos, presupuestados al contagio, tan descarnados como backgrounds de la esperanza, que el descifrador de sus signos, o enmudece desde la complicidad de lo aprendido, o establece una correspondencia con el compromiso, pero nunca -¡que quede bien claro!- bordea la diferencia, el ¡a mí qué me importa!
Phillips, y con él - para sólo mencionar unos cuantos- Luz Severino, Elvis A vilés, Diógenes Abreu, Jesús Desangles, Radhamés Mejía y Gabino Rosario, junto a los demás componentes de la Generación del 80, han recorrido, quizá, la zona más dificil y oscura en el despegue individual hacia una estética de brillo, factorizando productos de una heterogeneidad tan fecunda y vital que sólo podría compararse al fenómeno protagonizado por la primera promoción de la ENBA, a finales de los 40. Mientras aquella primera promoción siguió las matrices de academias tan distantes como la española y la alemana, la Generación del 80 ha seguido las señales de una estética a la que Levis- Strauss, para entroncar las expresivida-des de los pueblos primitivos y los pueblos civilizados3 deter-mina como pensamiento desin-teresado, matchéandolas (las propias señales) con esa terrible tendencia hacia la cual se mueve acelerada y peligrosa-mente la estética: el arte utilitario. Esa trepadora vía de comunicación tan combatida por los nuevos profetas y que ya forma parte -como los comics en su momento- de la vida actual.
Esta muestra, definitivamente es preciso aplaudirla con el entusiasmo con que se disfruta un ciclo de maduración, un ascenso en la organicidad misma del talento. Genaro Phillips, a partir de estas Evocaciones, deberá trillar su propio camino, alejándose, no solo de las influencias iniciales, sino de sus propios tótems. de esos demonios ocultos en la indiferencia aterradora que debió soportar cuando los sueños lucían tan distantes y hoy solo son evocaciones.

GENARO PHILLIPS
Un artista a tomar en cuenta
Por Marianne de Tolentino

Abriremos ahora un pequeño paréntesis, válido para Genaro Phillips y otros artistas. Se está conformando un movimiento plástico joven, más acorde con la expresión latinoamericana, que siempre reinventa realidad, que deja percibir huellas emotivas generalmente pronunciadas, que no se detiene ante limitaciones plásticas ni estilísticas. Sus autores no sólo expresan a través de la obra, sino también... sobre la obra, sus inquietudes, sus referencias leídas y documentadas. Las influencias dominicanas surgen principalmente de Oviedo e Iván Tovar, a veces igualmente de Alonso Cuevas, pero distintas personalidades se van diseñando. En escultura, Luichy Martínez Richiez no deja de tener una presencia importante para los nuevos.
Cerramos el paréntesis-
...El título de la muestra de Genaro Phillips es largo y equivale prácticamente a una enumeración: "hombre, máquina, caña, tierra, carreta, bueyes", y luego Bueyes, hombres tierra, noche! Bueyes, hombre, noche”...Es parte de la libertad del artista, señalar al público los distintos motivos que ha colocado en la imagen... y quiere que veamos y comprendamos.
Sin embargo, en esa intensa poesía visual que habita la pintura de Genaro Phillips, en su morfología a la vez precisa y misteriosa, nos atrae mucho más el signo en sí o el mundo de significar, que la representación identificable. En primer lugar, retiene la mirada la fusión del espacio tan importante con el color nocturnal del azul, de los azules. Luego, los artefactos estructuras, generalmente dos en cada cuadro, intrigan por su barroquismo variable y su colocación a menudo flotante, aunque algunos están más asentados y se emparentan con imbricaciones de Giudicelli.
La luminosidad, en base a puntos o áreas di- minutas, contribuye a construir las atmósfera trascendental, como breves señales sonoras que perforarían el silencio. Interesante también es el aspecto matérico y factural, el cual alterna exitosamente, sin efectismo, el tratamiento liso y emergente del pigmento.
Muy pocas veces anhelamos que un artista amplíe sus formatos. Pero en el caso .de Genaro Phillips, una mayor escala exaltaría tanto los logros estéticos como la minuciosidad técnica. Serían más "significantes" y volveríanse más claras las alusiones temático- figurativas, aunque lo repetimos, podemos prescindir de la identificación observable. Dedicaremos una mención simpática a las miniaturas escultóricas en alambre, una de ellas nos refiere en otra dimensión y material a la "Cabeza de Toro " de Picasso.
Genaro Phillips un artista joven a tener en cuenta dentro del florecimiento artístico dominicano... GENARO PHILLIPS
Por Laura Gil
Con el título de “En torno al folklore”, y una técnica que acapara recursos propios de la pintura de Antonio Guadalupe y de Ramón Oviedo, la obra de Phillips asume un carácter de develamiento, que sugiere la propia génesis de las formas, y, también de indagación que supera el folklorismo anecdótico por medio de una combinatoria de los significantes, que reúne símbolos de la cotidianidad criolla con formas vinculadas a la iconografía y la gramática visual del arte taíno, como son las pictografías esquemáticas antropomorfas o los trigonolitos, que, una vez que introducen un talante de puerilidad deliberada, nos refieren, como Joan Miró o Paul Klee, al neolítico inmemorial, abriendo paso a los motivos y la iconografía universales por la vía de la profundización de lo propio.
La organización compositiva es un aspecto interesante de la pintura de Phillips, pues se reduce fundamentalmente a cuatro sistemas de distribución de focos visuales claramente caracterizables.
El primero registra una concentración de formas, liberando grandes espacios vacíos, similar a la propia de la pintura de Oviedo y los paisajes semiabstractos de EIsa Núñez.
La segunda, corresponde a una gran masa en primer plano, por lo general un trigonolito, que ocupa la mayor parte de la imagen.
La tercera implica un diseño homogéneo, desprovisto de tensión compositiva, de signos pictográficos, que por su continuidad evocan los recursos de las pinturas "texturales " del expresionismo abstracto norteamericano.
Por último hay la seriación encadenada, que recuerda las triangulaciones de Antonio Guadalupe, aunque con un carácter más orgánico.

GENARO PHILLIPS
Por: Mariano Lebrón Saviñón

Genaro Phillips, artista dominicano de admirable vocación ejemplarizadora y pujantes aptitudes creadoras, en su arte se extrovierte su alma rica en vivencias estremecientes.
Phillips tiene una rica trayectoria augural de encimamientos en el orbe artístico de su patria y, lo que es más auspicioso aún, toma muy en serio su arte, que es el régimen de interés de su vida, cuya preocupación, según su propio decir, es: "la vida, la superación, el esfuerzo, el hombre", tiene un concepto cabal de la responsabilidad del artista en el atemperamiento de las tormentas que azotan al mundo, tan convulsionado hoy por insólitas contingencias. Forma parte de ese grupo denso y trabajador que se ha llamado "Generación 80".
En 1983 realiza su primera exhibición de cuadros en Bellas Artes, con ocasión de haber culminado sus estudios allí, y en 1985 la primera individual que realiza, ya que su participación en bienales (Bienal E. León Jiménez en Santiago -1983-. y en la XV Bienal de Artes Plásticas, galería de arte Moderno en el mismo año) y en otras manifestaciones, colectivas, sobre todo al frente de la Generación '80, lo ha empeñado en un trabajo colectivo que es la expresión de una generosa actividad poco común en estos menesteres.
Si la pintura es el arte para el consuelo de los corazones abatidos, en el sentir de Van Gogh, cuya alma era un tremedal donde naufragaban sus impulsos atormentados, que sólo serenaban sus visiones milagrosas del sol del mediodía francés, Phillips puede lograr con su pintura remansar la vida. Porque su arte, abstracto figurativo, a veces desconcertante, a la manera de las creaciones tormentosas de Paul Giudicelli, a quien tanto admira, muestran un dominio cabal del dibujo y el color, con un gran equilibrio perceptible para un ojo zahorí.
El, estudia sin tregua. Tiene fuerza creadora y sentimientos límpidos.
Mucho deberá ofrecernos en ese futuro que tan promisor se le presenta.

GENARO PHILLIPS
Por: Shifra Goldman

Catedrática, critica e historiadora del arte, es autora de uno de los principales textos del catálogo de "Caribbean Visions". Norteamericana, viviendo y trabajando en Los Angeles, se interesa especialmente por el arte de América Latina y El Caribe. Habiendo publicado un volumen sobre el tema. No nos sorprenderá que Shifra Goldman haya sido la profesional encargada de escribir acerca del Caribe Hispánico, su texto es muy extenso, aún la parte que concierne a la participación dominicana. Nos limitaremos a traducir los extractos que nos parecen más importantes, como una primicia para nuestros lectores.
PHILLIPS, habiendo vivido en el interior del país, Phillips observó el trabajo agobiante y la situación miserable de los jornaleros haitianos temporeros que cortan la caña y emplean todavía los bueyes para transportarla hasta el Ingenio. Eso ha evocado la memoria histórica de los esclavos africanos durante el período colonial como "algo de olor muy dulce y de historia muy amarga", Tales Imágenes fueron Instrumentadas en sus series de 27 pinturas del 1983, Intituladas "Cuando la noche cae sobre los ingenios y los bueyes desaparecieron". Los bueyes se convirtieron en una metáfora de la labor extenuante de los esclavos que penan bajo la amenaza del látigo. Esas obras reiteraron de una manera más poética y aún legendaria, sus trabajos abstractos anteriores de la caña y el ingenio. La noche es el único tiempo en que los bueyes y los esclavos pueden descansar.
Anteriormente Genaro Phillips combinó elementos y artefactos Tainos y Africanos más bien como un surrealismo poético-social, con marcas caligráficas, geometría lineal y color tropical saturado, mientras sus obras más recientes han evolucionado en una dirección diferente. La influencia de Wifredo Lam es pronunciada, muchos de los símbolos eróticos: de Lam (pechos y testículos), distorsiones alargadas, cuernos, follaje profuso y referencias escultóricas africanas reaparecen, pero de una manera mucho más codificada en la paleta que en el maestro cubano.
La aplicación es personal tanto como tropical. De hecho "Trópico II" ( 1989 ) incluye lo que aparenta ser una silla cornuda con la silueta de un animal humorísticamente inscrito en el espaldar mientras una planta equipada con testículos se metamorfosea en una flecha que apunta hacia la luna y termina como planta hogareña en un pote. Los verdes, los azules, los púrpuras, los blancos y el negro dominan el. Frente (un frío interior forestal con una silla mientras rojos flameantes y texturizados amarillos y anaranjados barren el espacio superior, radiaciones de un sol feroz. Con esa obra y el imponente díptico “Mi Subconsciente”. (1989). en el cual poderosas formas orgánicas. corazones, y flechas se definen pero no son dominadas por las líneas caligráficas y las marcas, parece sugerir una nueva dirección madura.